PEKÍN
 

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Podemos hablar de Pekín como de la ciudad
colosal. Todo en ella es de dimensiones descomunales, no sólo
sus palacios, templos y plazas, sino también su tráfico, su
cantidad de bicicletas y sus obras. Toda la ciudad parece estar
en construcción, da la impresión que cada día que pasamos en
ella cambia su fisonomía, y en el local que habíamos pasado el
día anterior ahora se está levantando otro rascacielos, eso
sí, usando andamiaje hecho de bambú.
Son innumerables los sitios interesantes para visitar en Pekín,
pero me voy a remitir a señalar los imprescindibles para tener
una idea de la ciudad y sus gentes.
Ante todo, téngase en cuenta que cualquiera de estas visitas
supone andar durante 2 o 3 horas y hacerse unos cuantos
kilómetros.
La plaza de Tian'anmen "Puerta
de la Paz Celestial": en esta inmensa plaza
tienen lugar las grandes manifestaciones patrióticas. En ella se
proclamó la República Popular China en 1949, se organizan los
desfiles del 1º de Mayo, y tuvieron lugar los tristemente
famosos sucesos de mayo de 1989 durante los cuales los
estudiantes se enfrentaron con los tanques.
En ella se encuentra el Mausoleo de Mao Zedong
el cual no tiene otro atractivo que el hecho de poder decir que
uno ha estado allí. Si nos sobra tiempo se puede entrar y rodear
el cuerpo momificado de Mao, eso sí, conviene evitar comentarios
o gestos jocosos. Hay que tener en cuenta que aunque para
nosotros no sea más que una curiosidad, para muchos chinos es
una visita de respeto al héroe de todo un pueblo, como así lo
atestiguan las largas colas, en su mayoría de compatriotas, que
se forman para entrar.
Es curioso que en este lugar, símbolo del más puro y duro
comunismo, nos encontremos con una parada de rickshaws.
La Ciudad Prohibida "Palacio
Imperial (Gugong)": nada que ver con las
escenas de la película de Bertolucci en el que el último
emperador aprendía a montar en bicicleta por los patios
desiertos del palacio. Pero aún así, es imprescindible su
visita y si nos despistamos un poco del grupo, todavía podemos
encontrar algún rincón en donde hacernos la ilusión de estar
solos.
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Saliendo por la puerta Norte, se
encuentra la Colina del Carbón, desde cuya cima
hay una magnífica vista de la Ciudad Prohibida. En este punto
hay que hacer una advertencia acerca de los guías de turismo
locales. Como en muchos otros sitios, pero especialmente en
China, éstos tienen unos itinerarios y es difícil hacer que se
salgan de ellos. Por ejemplo, la subida a la cima de la Colina
del Carbón se puede hacer por dos sitios: el fácil que es el
que utilizan los chinos yel que usan los guías para bajar, y el
más pintoresco pero no apto para nadie que no se encuentre en
estupendas condiciones físicas, que es el que utilizan con los
turistas. Quiero suponer que su intención, al utilizar esta
última, es la de proporcionar una aventura añadida al viaje, y
no la de reforzar su creencia en la decadencia occidental.
En la orilla del lago Beihai, en el parque del mismo nombre, se
encuentra el restaurante Fangshan en donde
podremos probar la cocina imperial en un ambiente típico para
turistas, que en realidad es lo que somos.
Saliendo por la puerta Norte del parque se llega enfrente del
conjunto de lagos Shishai, una de las más
bellas zonas de Pekín. Una manera de recorrerla es incorporarse
a la "Ruta de los Hutones",
una organización que lleva al visitante en los tradicionales
rickshaws por un laberinto de hutones, los callejones típicos de
la vieja capital en los que aún se percibe sin transformación
la esencia y la calma de la vida pekinesa, con las viviendas de
patios que fueron un día el símbolo de la ciudad y que ahora
poco a poco están siendo sustituidas por los grandes
rascacielos. Este recorrido dura unas tres horas y es necesaria
la reserva previa.
Templo de los Lamas: es el más famoso e
importante de los templos lamaistas (budismo tibetano) fuera del
Tíbet. Tiene un impresionante buda gigante tallado en madera.
Templo del Cielo: durante las dinastías Ming y Quing
las ceremonias rituales más importantes se celebraban aquí. En
realidad se trata de un conjunto de templos que forman el máximo
exponente de la arquitectura Ming, templos redondos (cielo-Yang)
pero de base cuadrada (tierra-Yin).
Su parque, de árboles espectaculares, es uno de los lugares
donde se reúnen los practicantes de Taiqi y Qigong a primeras
horas de la mañana.
El Palacio de Verano: está situado a unos 12
km. de Pekín y fue residencia de la emperatriz Cixi y sede del
gobierno hasta 1908, año de su muerte.
En este precioso parque encontramos, palacios, pabellones,
puentes, lagos, jardines, etc, cada uno con nombres más
sugerentes que el anterior: Palacio de la benevolencia y
longevidad, Sala del oleaje de jade, Jardín de la armonía
virtuosa, Pabellón de la nubes preciosas...
En el lago Kunming se haya el Barco de Mármol construido
enteramente de mármol y cristal, en el que la emperatriz
celebraba sus fiestas. Para el pueblo chino, este barco es el
símbolo de la corrupción del imperio, puesto que se gastó para
su construcción todo el presupuesto que tenía la marina aquel
año; poco tiempo después la flota china sería derrotada por la
japonesa.
Próximos al Palacio de Verano se encuentran La Colina
Perfumada y el Templo del Buda Durmiente
en cuyo interior hay un Buda de 54 toneladas y más de cinco
metros de largo en posición tendida.
La Gran Muralla:
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Posiblemente la mayor obra llevada a cabo por el ser humano.
Su máxima distancia construida es de 6.500 km. Quizás la mejor
forma de visitarla es subir hasta ella en el funicular lo que nos
ahorra un buen paseo y la aglomeración de visitantes y desde
allí, si se cuenta con buen calzado, bajar caminando. En algunos
sitios las cuestas son tan empinadas que obligan a bajarlas de
lado o arriesgarse a salir rodando. Las agujetas en las
pantorrillas están aseguradas.
Las Tumbas Ming: aquí están enterrados 13
de los 16 emperadores Ming. La única excavada y por tanto la
única que se visita es la del emperador Wan Li (1573-1620).
Mucho más interesante que la tumba en si (que en realidad no es
nada interesante), es la Vía Sagrada, precioso
paseo franqueado por estatuas pareadas de animales y guerreros.
Esta visita se puede realizar combinada con la de la Gran
Muralla.
Compras:
El Mercado de la Seda tiene fama de ser el
mejor mercadillo de ropa de Pekín. El regateo es obligatorio
así como el examen minucioso de la prenda antes de pagar.
La Tienda de la Seda, frente a la puerta norte
del recinto del Templo del Cielo. También tiene fama de poseer
la mayor oferta en seda sin confeccionar de la ciudad, pero la
fama es injustificada.
Lufthansa Center es sin duda el lugar en donde
se ofrece el mayor surtido de seda. Se trata de unos grandes
almacenes al estilo internacional.
Las Tiendas de la Amistad: almacenes del
gobierno en los que se puede encontrar artesanía, tejidos de
seda y cachemir, alfombras y tapices de seda, libros, cometas,
productos de medicina tradicional china, etc. Son algo más caras
que lo que podemos encontrar en los mercadillos, pero tenemos la
seguridad de que lo que compramos es auténtico.
La calle de Liulichang con sus anticuarios y
librerías es una de las más interesantes para visitar. En
teoría no se puede vender ninguna pieza anterior a 1796 (último
año de la dinastía Qing), sin embargo se pueden encontrar de
más antigüedad, y también muchas falsificaciones.
En las tiendas estatales y los grandes hoteles los precios suelen
ser más altos que en las tiendas privadas, pero se ofrecen
piezas garantizadas y los artículos allí comprados pueden
sacarse libremente del país al llevas el correspondiente sello
de lacre del Buró de Reliquias.
Tong Ren Tang, en el número 24 de Dazhalan, al
sur de la plaza de Tian'anmen, es una de las farmacias más
antiguas de Pekín, fundada en 1669, fue proveedora oficial del
imperio durante el reinado del emperador Qing, Yongzheng
(1723-1735). Ofrece una extensa gama de medicamentos elaborados
con componentes naturales, y los más conocidos reconstituyentes
a base de ginseng o jalea real.
Comida:

Pekín ofrece infinidad de restaurantes en donde comer toda
clase de comida china procedente de los distintos lugares del
país, pero su plato estrella es el Pato Laqueado
o Pato pequinés.
En los hoteles se sirven comidas internacionales, y como no
podía ser de otra forma, abundan los restaurantes de pizzas,
hamburguesas y otras "exquisiteces" occidentales.
Transporte:

Para moverse por la ciudad, además de los autobuses
o coches con chofer para turistas, se puede usar el transporte público. Si se va a tomar un taxi conviene llevar escrito en
chino el lugar a donde queremos ir.
No sé si es necesario más valor para tomar un autobús urbano o
para ir en bicicleta. En cualquier caso hace falta mucha
decisión y sobre todo mucha suerte.
Para ir a la Gran Muralla, también podemos utilizar el tren.
Existen excursiones organizadas en casi todos los grandes hoteles
que pueden contratarse aunque no se resida en ellos.
Atracciones:
La Òpera de Pekín
es la más importante y conocida de China. Hay que tener presente
que no tiene nada que ver con lo que nosotros estamos
acostumbrados, y lo normal es que resulte pesada una
representación entera. Un buen sitio para verla es el hotel
Qianmen donde en su teatro Li Yuan puede verse una selección de
las óperas más conocidas mientras nos sirven te y dulces, y
como las puertas están abiertas y todo el mundo entra y sale,
podemos irnos en el momento que consideremos oportuno.
Los acróbatas es una atracción que tiene
mucha aceptación en Pekín, y seguro que le aconsejarán ir a
verlos. Si le gustan las torres humanas, la gente dando vueltas
colgada de la boca, y las contorsiones más que imposibles, vaya.
Advertencias:
Hay dos puntos que pueden estropear un viaje
a China a las personas escrupulosas, así que conviene ir
prevenidos. El primero es la afición de los chinos a escupir,
que en ciertos lugares, como los trenes, es imposible que nos
pase desapercibido. Y el otro son los baños de señoras que,
exceptuando la habitación en el hotel, consiste en un simple
agujero en el suelo.
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